Música-Cine-Literatura-Filosofía

martes, 27 de mayo de 2008

Versus II (Cara a cara)

Khalil Gibrán: Versos y reflexiones de un poeta

“Para hablar del amor, purifiqué mis labios en el fuego sagrado. Más cuando abrí los labios para hablar estaba mudo”. (Del amor)
Khalil Gibrán

Del amor parece ser que sólo hablamos en pasado por que es difícil retenerlo, quizá ahí radique su belleza, ¡quimera disfrazada de una hermosa mujer! Amor de sombras que aparecen en la soledad, amor que se escapa en un beso. Pero ¿qué es esto que llamamos amor? Y es que en tu mirada me pierdo, como quien pierde su vida, porque en tus besos mi alma se eleva como quien resucita, porque no hacen falta palabras que tu corazón no me diga; busco en tus ojos el secreto y quien me lo diga, ¿por qué en ellos me pierdo y se me va la vida? Y la respuesta parece que la tenemos cuando no amamos, porque cuando amamos el corazón es el que habla y es ahí donde Khalil Gibrán descubre el sentimiento del amor, “cuando los hombres me preguntaban que es el amor yo respondía y los convencía de mis conocimientos, más ahora que el amor me ha envuelto con su manto, soy yo quien pregunta acerca de sus caminos y características. ¿Habrá entre ellos quién me responda?” Busco en tus labios el secreto y quién me lo diga, ¿por qué en ellos mi alma se eleva como quien resucita? y es que no hay palabras que tu corazón no me diga. “¿Qué es esto que llamamos amor? ¿Qué es este pensamiento ilimitado, causa de todas las consecuencias y consecuencia de todas las causas?” se pregunta insistentemente Gibrán sin querer encontrar las respuestas. Pero el amor sin palabras también es frágil e ahí porqué el poeta es un eterno enamorado que comparte las experiencias, que habla por nosotros.
Del amor pasado, también surgen desilusiones presentes, del amor rememorado, del amor que sigue siendo amor “¿Dónde estás, amada mía?”, se pregunta de nuevo el poeta. La noche oscura y serena, la voz del cielo en el aire, el aroma de tu perfume, la ensoñación de tu persona. Todo es perfecto, aun es intenso el amor que siento. Gibrán descubre de nuevo el amor, cuando reconoce que también es valioso el amor del amado, y en las dudas del amor que siente, más no se cuestiona, por que solo duda para reafirmar que ama. Gibrán pregunta por el amor pasado, “¿Dónde estás mi otro yo? ¿Permaneces despierta en el silencio de la noche?”, porque ha redescubierto el amor aunque lo halla perdido. Parece expresar que el amor nunca llega tarde, que también hay conocimiento de éste, pero el sufrimiento es innegable, parece exponer que el amor no se extingue, quizás se eleve, pero queda.
Gibrán o el poeta sabe que ama, dice y expresa que siente, pero no nos da la respuesta, habla de un amor incondicional, pero también rechaza a quien habla sin sentirlo. Y es que, si bien el amor es uno, también hay un amor donde hay un tú y un yo, pero no hay mió ni tuyo. El amor se le presenta a Gibrán como una lucha interna donde se cuestiona a sí mismo, un amor que se interioriza pero no se racionaliza, donde día con día el amor se le revela, en el cual la lucha y el vencedor vencido son lo mismo, la batalla es interna, no existe otra forma. El amor se experimenta, no se define. Dice Gibrán:
“Fundiros con el ser amado y ser como un arroyo que canta su melodía en la noche; conocer el sufrimiento de la extrema ternura; ser heridos por la propia comprensión del amor y sangrar gustosa y alegremente”. El amor para Gibrán en un primer paso es el amor de la propia realización, un amor que se presenta egoísta, para después ser un amor que se entrega completamente al otro, donde ese sentimiento desaparece, convirtiéndose en amor al amado. Ahora tienen sentido todos mis sueños, si vuelo, eres tú quien me carga en tus brazos; si muero, eres tú quien besa mi alma.
En el Profeta, Gibrán anuncia la dificultad de ser amado y la incuestionabilidad del amor cuando se le pide que hable sobre el: “cuando el amor os llame seguidlo”. Pero el amor no se busca más que así mismo, advierte, el amor esconde un arma para herirnos, no se puede amar sin reservas, “cuando el amor nos hable creed ciegamente en el “. No nos da la respuesta. Solo advierte. El amor se purifica en el dolor, amar para Gibrán es vencer ese dolor, el amor para él son dos almas solas que se encuentran. El amor para Khalil Gibrán es un misterio, que sólo el hombre por si mismo tiene que descubrir, nadie nos lo va ha decir.
Si muero, quiero que sea en mi cama, a lado de mis sueños y en tus brazos amada mía, o como diría Khalil Gibrán, aun sabiendo que uno ama a veces sin ser amado: “y luego dormir, con una oración de vuestro canto y un canto de alabanzas en vuestros labios”, refiriéndose que esto es lo único que podemos hacer, no hay escudo ni defensa y aunque el amor no se pueda definir se puede expresar, aun cuando sólo quede el recuerdo: “Todo esto era ayer y el ayer es un sueño que no regresará jamás. Hoy la mujer que amó mi corazón se fue a una tierra distante, desierta y fría, llamada tierra de la soledad y del olvido”. Del amor parece sólo hablarse en pasado, ínfimo instante de eterna felicidad, de los eternos recuerdos, del eterno ayer, por eso a veces es necesario revivirlo en el último instante que el presente posee, ¿A caso te acuerdas del momento en que me despedí de ti, y el beso con el que sellaste mis labios?
Y la pregunta queda ¿que es el amor? la respuesta que Gibrán da es que el amor es más grande que cualquier cosa, y no se puede explicar: “El amor no posee nada, y no quiere que alguien lo posea. Porque el amor se sacia en el amor”.


“¿Dónde estás, amada mía?
Oh, ¡Cuán grande es el amor!
¡Y cuán pequeño soy!”
Khalil Gibrán

No hay comentarios: