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sábado, 19 de julio de 2008

Charles Baudelaire - Delphine et Hyppolite (fragmento)

Interpretado por Damien Saez

Baudelaire

El tiempo... Negro asesino de la vida y el arte.
(XXX. De profundis clamavi)

"Las flores del mal" tienen resonancia en el arte del grabado y de la pintura, hallándose correspondenci acon la pintura negra de Goya. La obsesión del cuerpo en victoria sensual de la juventud, los seres en libertad de gozo, ante la eterna del tiempo que destruye y borra placeres de sensualidad y sexualidad. El tiempo baudelairiano une y reúne amor y odio, precisamente por evocar la dicha y la desdicha Arte de romanticismo y arte de modernismo, con su incendio y su lenguaje de significación. Poesía de "caprichos" que recuerda a Goya en la plenitud de su vejez. Miedo prematuro del hombre, y más aún en el poeta. El deseo y el odio. La belleza y la fealdad. Horrores de vida triste y sin placer. Un canto y homenaje con las mil coordenadas de claridad y misterio. Baudelaire como artista alucinado.

Flores del mal, flores dañinas, malsanas, enfermizas...

Ansia evidente de escapatoria, y el exilio y la muerte pueden ser buenas verdades consejeras y, desde luego, adorables realidades para aceptarlas (y anhelarlas) como buena compañía. Tal fue el drama de Baudelaire.

El tedio y el asco hacia el mundo que le rodeaba le sumían en la rabia y en la rebeldia. Gritaba y su soledad socio-moral le entristecía, dejándole agotado. siempre, la decepción y el pánico, la vida que se le escapa de entre las manos cual agua de etrena libertad.

¿Es que vivió y escribió Baudelaire como un enfermo?

Hay quienes no dudan en afirmarlo, dando a la desgracia del poeta, a sus desdichas, un valor de símbolo: el enfermo destrozado por mil pruebas y que, ya sin esperanzas, cae en un triste aburrimiento y de ahí ya no puede emerger; acaso, por falta de voluntad. O, lo que es lo mismo, por voluntad de estancamiento, por querer hallarse ahí y así.

Un poeta obsesionado. Un poeta acorralado.

Sus flores malsanas le exigieron mucho: toda su dolida sinceridad. ¿Y qué poeta no se siente deshecho y malherido bajo las tensiones de semejante confesión?

¿Poesía malsana? ¿En qué cabeza cabe semejante error? Si hay poesía no hay mal. No puede haberlo.

Jacinto-Luis Guereña
(Fragmento de la introduccióna a la flores del mal)
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RECOMENDACIÓN

LAS FLORES DEL MAL


I. Epígrafe para un libro condenado


Lector apacible y bucólico,

hombre de bien ingenuo y sobrio,

tira este libro saturnal,

orgíaco y melancólico.

Si con Satán, decano y astuto,

no estudiaste ya retórica,

¡tiralo!, no me entenderías,

o me juzgarías histérico.

Pero si tu mirada, sin dejarse

hechizar, sabe sumirse en abismos,

leéme y aprenderás a quererme;

alma curiosa que sufres y

que buscas tu paraíso,

¡apiádate de mí!... Si no, ¡te maldigo!

Charles Baudelaire

-Baudelaire, Charles. Las flores del mal. Traducción Jacinto Luis Guereña. Editorial: Orbi-Fabbri. España, 1997.