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sábado, 2 de agosto de 2008

Hojas de un diario perdido


22/enero/06

Somos cuando dejamos de ser; somos cuando un pensamiento nos evoca.
¿Alguna vez te has topado de golpe con la realidad? A veces en la vida, esto me parece imposible, lo aceptamos, lo asimilamos y a veces la propia vida nos imposibilita de aquellas experiencias.

Hace unos dos días tuve un sueño. Estaba a bordo de un autobús en medio de una carretera llena de curvas y precipicios. Miraba hacia delante, varios choques de automóviles que nos impedirían el paso, tomé la videocámara, que llevaba en ese viaje, para filmar el desenlace de aquello que parecía inevitable; no había otra opción que intentar pasar, no nos podíamos detener, ni salirnos del camino o hiriamos directo al precipicio. Sostuve la cámara, lo único que podría tomar datos de lo ocurrido, pasara lo que pasara. El chofer del autobús acelero, había una posibilidad de pasar en medio de ese caos, lo estábamos logrando cuando de pronto un trailer derrapo delante de nosotros, nos tapo el paso… desperté del sueño en el sueño; ahora, iba a bordo de un autobús, el presagio del sueño no tardo en volverse la realidad del sueño. El chofer iba a mucha velocidad entre las curvas de la carretera, como si no le importara que íbamos a un precipicio. Enmudecí, no pude decir que se detuviera, nadie pudo nos quedamos atónitos. El autobús se salió de la carretera, y lo que era el instinto de sobre vivencia y mi desesperación en el sueño, hizo que el camión no cayera, quedamos en el borde del precipicio y nadie salio herido.

Cosa curiosa lo que era el sueño dentro del sueño era más real, que la realidad del sueño, pues esta última en su solución fue predeterminada por mi instinto, cosa contraria del sueño en el sueño, que no supe distinguir que así lo fuera, hasta que desperté en el sueño del sueño. Era más real, el final lo había aceptado, hasta que desperté para despertar.

Muchas veces he visto el final de mi vida en sueños y muchas veces he sentido morir, siempre despierto, la realidad nunca ha estado más cerca que en mis sueños. El último aliento, el latir de mi corazón acelerado, el gozo de saberse vivo y contemplar la muerte, acercarme a ella, tan bella tan plena, que quisiera morir pensando que muero, que quisiera pensar que alguna vez voy a despertar. La vida se me hace irreal a veces, y los sueños tan irreales también, pero a diferencia de la vida estos nos preparan y la vida no, solo se da.

Nunca la realidad me había golpeado tan fuerte, en la vida aceptamos, asimilamos o nos resignamos, todo se nos hace irreal. En los sueños todo puede pasar, incluso puedo algún día no despertar, como quisiera que la vida fuese un sueño, y morir soñando que muero para no despertar nunca más.