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viernes, 27 de junio de 2008

La habitación: Un cubo perfecto

Un encierro voluntario, huir del mundo, solo así tiene sentido que la puerta no tenga llave. Dos ventanas para dejar entrar el sol. Cuatro paredes conforman la prisión, es un cubo perfecto, afuera de el todo es ruido, aquí puedo escuchar mis pensamientos. Y mis gritos puedo ahogarlos en el silencio.
Otro cubo más pequeño me transmite la realidad de los sueños; un rectángulo acaso más sonoro me recuerda que estoy enamorado. Si así lo dicen los diarios encima del escritorio. Un boomerang en medio de un caos, todo regresa golpe, me encojo en la pequeña telaraña roja que cuelga de un lado de la pared hacia al otro. Una manta café me cubre rostro para no mirar aquella ventana que me aterra. Afuera un guardián de cabellos blancos acecha, puedo escuchar sus pasos.
Un libro es mi compañero cada día. Mil libros para no salir nunca, amarillentos, carcomidos, des empastados, hacen una pared encima de la otra; se encuentran en el librero que está a mis espaldas. Dedicados, para sus antiguos dueños. Muestran la nostalgia de la vida, índices de la existencia. Yo, los conservo intactos, pues un día no quiero que sean míos, no quiero ser recordado. Si acaso, mis huellas, o manchas del café de la mañana o del medio día.

El desayuno de todos los días es la desesperanza, el saberse endeble para vivir, como un sacrificio. No es el valiente quien vive, sino el que se aferra a la vida. Muchas veces he muerto, en cada lágrima, en cada palabra. Un teléfono timbra débil, un tono apenas perceptible. Nunca alcanzo a contestar a tiempo, a veces pienso que lo hago a propósito. Sin embargo de algo me sirve, para llamarte cuando me siento sólo, para saber que puedo arrepentirme, para hacerme fuerte a través del sufrimiento. Otras veces me acostumbro al tono del vació del eco de la bocina y otras más del tono cuando lo dejo descolgado.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me gustó este cuento. Aunque cuando vi la imagen y el titulo no tienen nada que ver. jejeje

Me sentí como en un ataúd. Como un undead tratando de guardar sus recuerdos en lo mas profundo de la obscuridad, no ser recordado, no ser identificado, ser el mismo y ya.

Montecristo dijo...

El cubo es la habitación que todos creamos, nuestro mundo en el que nos sentimos seguros. Y la imagen pertenece si no me equivoco a un diseño arquitectonico de nabitaciones en Chile; la habtación se desplega como una cortina para dejar entrar la luz.